¿Alguna vez has ido a un gran estadio de fútbol y has vivido de cerca un partido de tu equipo favorito? Los aficionados gritan de emoción con cada jugada exitosa de su equipo. Es un ambiente fantástico. Los fans celebran los goles como si ellos mismos los hubieran marcado. Pero solo están mirando.
Jugar allí en el campo, formar parte del equipo y dar lo mejor de ti. Eso sería mucho más bonito. ¿O te conformas con ser sólo un espectador, como la mayoría de la gente?
No es sólo una pregunta importante para los aficionados al fútbol, sino para todos nosotros respecto a nuestra relación con Dios.