“Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido”.
Juan 16:24
Imagínate que una enorme criatura marina te traga vivo en el mar y tienes que pasar varios días en su estómago. ¿Cómo te sentirías? ¿Qué harías?
Jonás pasó tres días y tres noches en el vientre de un pez. Desde el vientre del pez oró y dijo: “En mi angustia clamé a ti, Señor, y tú me respondiste. Desde las profundidades de la muerte clamé a ti, y tú me oíste”.
Jonás 2:2
Cuanto más oraba Jonás, mejor se sentía y más enfermo se ponía el pez. Finalmente, el pez escupió a Jonás a la orilla. Esto es lo que hace la oración: mueve a Dios a actuar, nos libera y nos lleva al gozo y a la alabanza de Dios.