“Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón… Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Y movido por el Espíritu, vino al templo.
Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; Porque han visto mis ojos tu salvación,…“
Lucas 2:25-30
Simeón tuvo que esperar 40 años, tal vez incluso más, para que se cumpliera su mayor deseo. Pero nunca perdió la esperanza.
Un día fue al templo, y en ese momento llegaron María y José con el niño Jesús. Simeón vio a Jesús. Su mayor deseo se había cumplido. Con gran gozo, tomó al niño Jesús en sus brazos y oró.
Descargar PDF
En "Descargar PDF" encontrarás el dibujo para colorear.