Pero el Señor le dijo: “... pues el hombre se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón". 1 Samuel 16:7
Otras personas no pueden ver lo que hay en tu corazón; Dios sí. Él sabe lo que piensas y lo que sientes. Sabe lo que te ha herido profundamente. Él conoce tus alegrías, tus miedos y tus preocupaciones.