Este es el comienzo de una nueva vida, porque ahora Jesús comienza a vivir en tu "corazón". ¡Esto tiene grandes consecuencias!
Con "corazón" no nos referimos al órgano que bombea sangre por tu cuerpo, sino al "rincón" de tu vida donde piensas y sientes. Donde puedes amar y odiar. Donde está tu alegría y tu amabilidad. Donde estás triste y sientes compasión. Donde sólo Dios puede mirar.