Cuando una persona lleva su culpa al Señor Jesús y es perdonada, se habla a veces de una vida vieja y una vida nueva.
Como consecuencia, las circunstancias de la vida no cambian. Algo mucho mejor sucede: el Señor Jesús hace tu interior, también conocido como tu "corazón", completamente puro. Tan puro y nuevo como si nunca hubiera habido pecado en tu vida.